En la ciudad de Rafaela se conoció la existencia de una carta de comidas en donde se utiliza el nombre de Ana Frank para denominar una hamburguesa. A la vez utiliza otros nombres de la historia para guarniciones de comida.
Al respecto, el Coordinador de Espacios Educativos, Leonardo Simoniello, expresó: «Más allá del repudio que no obstante debe tener una actitud así, estoy convencido de que hay mucho desconocimiento a la hora de dimensionar el daño que le infringe a la historia ya las víctimas del genocidio nazi«.
«La utilización comercial, marketinera del nombre de Ana Frank de esta forma, banaliza el Holocausto y agrede la memoria de millones de personas víctimas de este hecho de la historia«, enfatizó sobre la gravedad de la situación.
Ana Frank fue una niña perseguida, discriminada y asesinada por el nazismo como otros cientos de miles de niños por la sola condición de ser judíos, o Testigos de Jehová, o afrodescendientes. Y hubo una maquinaria que así lo pensó y lo ejecutó. El uso de personas de esta historia y con estas multas, para denominar productos para la venta, es naturalizar el horror para un objetivo personal y comercial.
“Nosotros somos Espacios Educativos, sostenemos la pedagogía de la memoria y encontramos en la vida de Ana una forma de acercarnos a los jóvenes de hoy que también sintieron la existencia de cosas que les duelen, que los discriminan o que muchas veces sienten situaciones de acoso. Es por ello que nos importa y mucho, porque además este comercio probablemente funcione con este sector. Buen mensaje sería el cambio inmediato de los nombres, como así también que acepten nuestra invitación a conocer nuestra casa y así poder charlar sobre la vida de Ana Frank y de cómo se construyó el nazismo, que enfermedad el asesinato de millones de personas”, finalizó Simoniello.