Hay cosas que uno no quiere que pasen desapercibidas, y que tienen que ver con cómo se manejan los medios hegemónicos en la Argentina.
Información que, pese a la gravedad institucional que reviste, no tiene difusión debido a la afinidad de la gran mayoría de estos medios con lo que fue la gestión de Cambiemos 2015-2019.
Guillermo Pino, quien repartía la pauta de ANSES, trascendió gestiones, es decir, fue funcionario durante la presidencia de Cristina y continuó en la gestión de Mauricio Macri. Estaba mencionado en una de las causas de presunta corrupción durante el kirchnerismo que la propia Alonso impulsaba.
“Embocaste a un amigo”. Y hay también chats entre Mauricio Macri y Laura Alonso. ¿Esto no es grave?
A ver: imagínese a la actual vicepresidenta, es decir a Cristina, en la exacta misma situación con el actual titular de la Oficina Anticorrupción.
Si no le produce la misma indignación, usted es un fanático. Dejémonos de joder con el fanatismo estúpido, con el Boca-River, y evaluemos a todos con la misma vara.
Se acusa al kirchnerismo, justamente, por el “fanatismo” de su militancia. ¿No indignarse por esto no es, también, ser un fanático?
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