Nov 13, 2018 El Municipal Policiales
Adrián Celer lleva un año preso, desde que irrumpió en una casa e intentó quedarse con armas y drogas. La Justicia federal también lo investiga.
Adrián Oscar Celer es un policía santafesino en disponibilidad con presencia en las crónicas policiales. Hace cuatro años, en mayo de 2014, fue baleado en circunstancias poco esclarecidas en la zona sur de Santo Tomé; meses más tarde, en noviembre de ese año, fue denunciado públicamente por el ex diputado provincial Héctor Acuña quien quiso conocer si el uniformado, apodado «Piqui», había tenido algo que ver en el hallazgo de 1.662 kilos de marihuana en un camión en un basural de Arroyo Leyes. En esta causa el TOF de Santa Fe condenó a diez policías y dos civiles, pero Celer nunca fue indagado en esa causa. Finalmente, hace un año cayó preso junto a tres camaradas de la santafesina en un operativo irregular en Santa Fe. En un anexo de la causa que el Ministerio Público de la Acusación (MPA) remitió al fiscal federal Walter Rodríguez, sobresale el contenido de una serie chats entre «Piqui» Celer y un vendedor de drogas paraguayo.
Encapuchados
Piqui Celer tiene 42 años y está preso desde el lunes 6 de noviembre de 2017 cuando junto a otros tres uniformados y con el rostro cubierto ingresaron a un humilde domicilio de Iturraspe y terraplén Irigoyen en el barrio santafesino de Barranquitas. «En la vivienda había un hombre, al que le exigieron que entregara armas, dinero y drogas. Sin embargo, no lograron su cometido por razones ajenas a su voluntad», explicó al momento de imputarlos la fiscal Gabriela Arri. La gavilla está conformada por dos efectivos del Comando, uno del Grupo de Operaciones Especiales y el restante que prestaba servicios en la Sexta Zona de Inspección de Santa Fe.
La fiscal les atribuyó tentativa de robo calificado; allanamiento ilegal; tenencia ilegítima de arma de fuego de guerra; y tentativa de falsificación de documento público. Quedaron bajo prisión preventiva. Celer era suboficial del Comando Radioeléctrico en la Unidad Regional I con sede en Santa Fe y estaba apto para ascender a oficial. La causa quedó luego en manos del fiscal de la Unidad de Delitos Complejos, Ezequiel Hernández, quien trabaja en la ampliación de la imputación, de cara a la presentación de la acusación para ir a juicio.
Chateando
Un anexo de esa investigación fue remitida desde el MPA a la Justicia federal. Según develó el portal santafesino Zona Crítica «en el material remitido por el fiscal provincial Ezequiel Hernández al fiscal federal Walter Rodríguez, sobresale el contenido de 13 chats» de Whatsapp entre Celer y un hombre residente en Paraguay. El celular con el que Celer realizó el contacto telefónico es de origen y línea paraguaya, cuya tenencia está prohibida por la normativa argentina. Y el apodo que utilizó es el de «Tripa». El hombre con quien se contactó se apoda «Gordo Pascuala», tal como el de un argentino residente en Paraguay vinculado a la venta de drogas.
Según el informe, un mes antes de su detención, el 3 de octubre de 2017, «Gordo Pascuala» se comunicó con Celer, quien patrullaba las calles de la capital santafesina. «Gordo Pascuala» le habló al policía sobre lugares donde se almacena droga en la ciudad de Santa Fe y sus zonas aledañas. Hizo hincapié en la capital y Laguna Paiva. Luego le indicó a Celer que tenía que hacer «el trabajo rápido» porque sabía que «ellos (la banda rival) ya recibieron la mercadería». Y fue más específico: «Lo sé porque la están moviendo (a la mercadería)». En ese contacto le pidió al policía santafesino: «Hacé el procedimiento pronto. Que salga en la televisión. A mí me van a dar un premio por eso y yo te voy a dar parte de ese premio a vos», dijo «Gordo Pascuala».
El 6 de octubre Celer alertó a «Gordo Pascuala» acerca de una orden federal para interceptar un camión con contenedor con matrícula paraguaya. «Gordo Pascuala» modificó la logística, cambió las patentes del camión, mudó la mercancía a otros vehículos y sorteó el problema. El dato le había llegado a Celer a partir de «Taco», uno de sus contactos que se estima es una mujer policía que lo mantenía al tanto sobre lugares y personas que se dedican vender drogas. Esa información no era para reprimir el tráfico, sino para realizar mejicaneadas similares a las realizadas en el operativo irregular que lo puso preso en Barranquitas. De esos chateos con «Taco» se infiere que Celer le vendía drogas a su entorno en el área de Barranquitas.
Negocios
En otros chateos de Whatsapp «Gordo Pascuala» le indicó a Celer que debía hacer «el depósito de, al menos 20, que ellos tienen que mover el negocio» en una supuesta transacción de compra de drogas. Casi de inmediato, y luego de recibir los datos de una mujer paraguaya domiciliada en la localidad de Luque, Celer realizó una transferencia de 19.100 pesos desde la sucursal de Western Unión ubicada en el Waltmart de Santa Fe.
A partir de esta información el fiscal federal Walter Rodríguez abrió un expediente en el que puso a Celer bajo la lupa. Para el fiscal el policía santafesino mantuvo una conducta definida como confabulación, agravada por su condición de funcionario público (policía) a lo que le sumó encubrimiento. El fiscal también dejó abierta la posibilidad de estar frente al delito de comercialización de drogas, teniendo en cuenta los chats de Whatsapp con el contacto «Taco» y el pago de un adelanto de dinero para conseguir estupefacientes para su posterior venta.
Fuente: la capital-el municipal
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